Estación McMurdo, Antártida La próxima semana, las Dras. Hazel Bein y Nicole Duncan, científicas del Laboratorio de Ciencias del Espacio (SSL) de la Universidad de California, Berkeley llegarán a la Antártida para comenzar la recuperación de los restos de un experimento que fuera lanzado en un globo de la NASA desde la estación McMurdo, a principios de este año.
El instrumento denominado GRIPS (Gamma-Ray Imager/Polarimeter for Solar flares) nació merced a una colaboración entre el SSL antes mencionado y el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA; el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley; la Universidad de California, Santa Cruz y la Universidad de Nagoya de Japón. Debajo de estas líneas podemos ver una imagen del instrumento con una vista magnífica al fondo del monte Erebus.
El objetivo principal de GRIPS es el de proporcionar imágenes de alta resolución, espectroscopia y polarimetría de emisiones de rayos gamma y rayos X de origen solar en el rango de energías entre ~ 20 keV y > 10 MeV. Se espera que los datos obtenidos por GRIPS ayudarán a la comunidad científica a responder varias preguntas fundamentales: qué causa la separación espacial entre los electrones energéticos que producen rayos X duros y los iones energéticos que producen rayos gamma, cómo tan anisotrópicos son los electrones relativistas y por qué su presencia domina en la corona solar o cómo las composiciones de material acelerado y ambiente varían con el espacio y el tiempo.
GRIPS fue lanzado por la NASA en un globo estratosférico el 19 de enero, desde el aeropuerto Williams Field y aterrizó el 30 de enero en las coordenadas 83° 6.18' S - 40° 54,08' O, al este de las montañas Pensacola, en la Antártida, después de un periplo alrededor del polo de 11 días y 19 horas. A la derecha podemos ver la ruta de vuelo seguida por el balón.
Debido a la avanzada fecha en que fue lanzado el experimento (que según nuestros registros fue el lanzamiento más tardío realizado por la NASA en una campaña antártica desde el inicio del programa en 1989), los científicos se vieron forzados a realizar un sólo viaje de recuperación al lugar de aterrizaje, con el objetivo de recuperar los valiosos datos almacenados en los discos duros del instrumento. El resto de la estructura, debió abandonarse durante casi un año en la meseta antártica. Esto se debió al atraso en el lanzamiento y su posterior terminación ya que para esa altura de la campaña antártica, la prioridad de los escasos aviones disponibles en el continente blanco es realizar las operaciones de evacuación de personal de las bases mas lejanas para su vuelta al continente.
Aparte de los problemas generados por el entorno extremo para el lanzamiento de los globos, la recuperación de los experimentos después del vuelo es la parte más difícil de este tipo de operaciones en la Antártida.
Dependiendo del lugar en el que caiga la carga útil, la misión puede convertirse en una operación logística muy compleja. Si la zona del aterrizaje se encuentra en altura, a la dificultad natural de la tarea hay que añadir la necesidad de utilizar oxígeno para trabajar en el campo. También la distancia desde la base más cercana o la condición del terreno son factores a considerar. Muchas veces un equipo de avanzada formado por montañistas y contratistas habituados a trabajar en terreno es desplegado a la zona en un avión pequeño unos días antes de que comience el rescate, simplemente para preparar el terreno para el aterrizaje del avión que transportará las partes de la carga útil. También para cubrir las largas distancias a través del hielo, muchas veces es necesario realizar misiones de lanzamiento de tanques de combustible, para permitir el reaprovisionamiento a lo largo de la ruta.
Algo remarcable ciertamente es que en este contexto tan adverso, la NASA con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias tiene un muy buen historial de recuperaciones de experimentos en el continente blanco.
A modo de ejemplo, en 2012, un experimento de rayos cósmicos llamado SuperTIGER también lanzado por la NASA en un globo fue dejado en su lugar de aterrizaje -localizado en un sitio bastante remoto, por cierto- dos años, antes de ser recuperado. Como podemos ver en la imagen de la izquierda, después de dos inviernos, el instrumento se encontraba virtualmente enterrado en la nieve. La aventura cuasi-épica de su recuperación fue objeto de un articulo publicado en el portal Antarctic Sun, y es sin duda una excelente lectura para tener idea de la verdadera dimensión de dicha tarea.
Aparte de algunos incidentes con góndolas que fueron arrastradas por el viento a través de la superficie rugosa en lugares remotos y sufrieron daños considerables, sólo existe un caso en el que una carga útil se perdió en la Antártida. Se produjo en 1993 con la misión JACEE 11: después de que el vuelo se completó y cuando el globo estaba en la vecindad de McMurdo después de un círculo completo al polo, el sistema de terminación fracasó, por lo que se decidió hacer descender el globo mediante el venteo del helio en su interior. Sin embargo, para el momento que el globo alcanzó el nivel del suelo, se había alejado del lugar de aterrizaje previsto y se encontraba cruzando la orilla del mar. Como resultado, la carga útil impacto contra el suelo, perforando la capa de hielo y se hundió a sólo un cuarto de milla de la costa de la isla de Ross. Durante los siguientes dias se dragó la zona intentando alcanzar la góndola hundida, esfuerzos que se repetirían al año siguiente sin éxito alguno.
Volviendo a GRIPS, el equipo informó que los pormenores de las operaciones podrán ser seguidos a traves de la cuenta de twitter @GRIPSballoon, siempre y cuando puedan obtener donde se encuentren acceso a internet, algo que en la Antártida, ciertamente, es todo un lujo.